jueves, 30 de octubre de 2008

La noticia de la semana


Y con una ramita de perejil nos queda fino, fino.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Tenía que hacerlo...

No os lo toméis a mal, pero llevo bastante tiempo dándole vueltas y es que tenía que hacerlo:


viernes, 24 de octubre de 2008

El Rey de las Esfinges

Corto y pego de Diario Druida:

La alcaldesa de San Javier, Pepa García, presentará hoy, 24 de octubre, a partir de las 20 horas, en la Biblioteca Municipal, mi nueva novela, El rey de las esfinges.

Me acompañarán Antonio Caballero, especialista en la obra de J.R.R. Tolkien, quien ha dibujado el mundo donde se desarrollan las aventuras de El rey de las Esfinges; y Álvaro Peña, humorista gráfico, colaborador de, entre otros medios de comunicación, La Opinión de Murcia, autor de la portada.




EL LIBRO:


Prólogo de Luis Alberto de Cuenca
Portada de Álvaro Peña
228 Páginas 15,00 Euros



LA NOVELA:

El rey de las esfinges es el segundo volumen de la saga La cólera de Nébulos, que tendrá, al menos, un volumen más. En El rey de las esfinges, Eleazar y Eóstes continúan su viaje hacia las puertas del Orco, custodiadas por la Torre del Cetro, y donde nadie que entra vuelve a salir por voluntad propia. Acompañados por Annae y Zaida, son muchos los peligros que se les abren en un mundo desconocido para los Eternos, buscando el legendario reino de Suhamak, en el centro de un mar, al que llaman Olvido.

Conocerán a Wottan y los walhallos, a Horus y los astegios, donde tendrán que enfrentarse al renacer de los Homoserpientes. Y todo ello desconociendo que, en los inconclusos Libros del Tiempo, está prevista la separación de los dos amigos y un enfrentamiento que no tiene predicción, y que Nébulos ha vislumbrado entre los caprichos del Destino Fuerte.

Descubrirán, cuando se enfrenten a Suhamak, que no son los primeros Eternos en pisar el mundo al sur de Talanta y, mientras tanto, la perversa sombra de Anteo acecha, esperando.



EL AUTOR:

Francisco Javier Illán Vivas (Molina de Segura, 1958), Escritor y crítico literario, es autor de los poemarios Con paso lento, Dulce amargor y Crepusculario, de las novelas La Maldición y El rey de las esfinges, y ha aparecido en las antologías II Jornadas de poesía sobre el Segura, Tertuliemos I, Cuentos y Catorce escritores desde La Rioja.

Sus reseñas literarias se publican en Ágora, papeles de arte gramático, en Anika Entre Libros y en Acantilados de Papel. Es redactor de la revista de creación literaria Ágora, papeles de arte gramático. Ha publicado relatos en la citada revista, en Lunas de papel, MiasMa, destiempos (México) y Entrelíneas.

Sus poemas han aparecido publicados en las revistas literarias Baquiana (Miami), Estrellas Poéticas (Argentina) y en Remolinos (Perú).

jueves, 23 de octubre de 2008

Sombras de una Vieja Raza

Sombras de una Vieja Raza
Alejandro Guardiola

Meliot se enfrenta a la peor decisión de su vida; debe tomar partido por uno de los dos bandos en litigio y los odia a los dos por igual. Los miembros de la Vieja Raza están a punto de batirse en una lucha fraticida la tiránica y poderosa aristocracia, en el gobierno, contra la plebe mediocre que inunda y controla las ciudades. Esta guerra le forzará a entrar en el juego que otros han dispuesto para él, a aliarse con renegados; se verá obligado a reclutar a viejas amistades olvidadas… mientras una extraña enfermedad le impide llevar una vida normal.

En dos líneas narrativas, diferentes pero complementarias, veremos la conversión de un Meliot inocente optimista e inmaduro en un personaje experimentado, cínico y terrorífico. Un personaje que, para seguir adelante, se plantea traicionar sus propios ideales y quebrar el juramento que se hizo a sí mismo.



Este es el texto de la contraportada de Sombras de una Vieja Raza que GrupoAJEC, Dios mediante, publicará en su colección Albemuth a comienzos del año que viene.

Seguiremos informando...

martes, 21 de octubre de 2008

La noticia del día


Y hagamos chistes de judíos, cristianos y budistas a manta.
¿Con esas religiones si se puede ironizar?
¿No son sensibles (los chistes de curas pederastas se
toman con mucho sentido del humor en el Vaticano)?
¿Qué harían los Monty Python con semejante material?
¿Alguien se ha acojonado por algo...?
Preguntas, preguntas...

lunes, 20 de octubre de 2008

Enlazo al enlace que enlaza

Acabo de volver de Valladolid. Todo como se preveía. Al menos la gente que he conocido era maja (tanto los opositores como el jurado).
Pero no estoy aquí para eso, sino para enlazar el blog de Pedro Escudero, Más Cuento que Calleja (que, por cierto va la mar de bien en el concurso de blogs de 20 Minutos en el apartado de cultura), en el enlace que enlaza con la entrevista que él mismo me hizo para Ociojoven.
Pues eso.

¡Jodido Lunes! (antología del rechazo)


Por fin, ¡Jodido Lunes! (antología del rechazo) está a la venta.
En el interior de sus 308 páginas contiene un total de diez relatos de fantasía/CF/terror, que tienen en común no haber pasado el corte del Premio Domingo Santos 2008 y que, para salvar el tipo, ya cuentan con las peores críticas jamás hechas en su contraportada (así que no os molestéis en tomarla con ellos, porque cuanto podáis decir en su contra sólo será una mejora).

Para comprarlo, descargarlo o simplemente hojearlo, sólo tenéis que hacer click sobre la imagen.
Asín de fácil

viernes, 17 de octubre de 2008

... y Cuatro Gatos


Cuatro Gatos

Al final fuimos cuatro gatos, es una expresión que suele escucharse con cierta frecuencia. Bueno, nosotros esperamos que la gente se familiarice cada vez más con esas dos palabras. Porque somos cuatro gatos, no cuatro en el sentido estricto de la cifra, para ser más exactos el colectivo Cuatro Gatos está compuesto por nueve gatos y una minina. ¿Por qué Cuatro Gatos? Cuatro Gatos suena sencillo, simple, familiar, de andar por casa. En parte, es nuestro objetivo, que nos valoren como los Cuatro Gatos de la expresión, porque queremos que cuando nos leáis os sintáis como en casa, entre amigos.

Señores y señoras, sin más dilación, Cuatro Gatos somos:

David Prieto

Alejandro V. Vegas

Juan José Tena

Luis Besa

Hugo Álvarez Patiño

José Luís Castaño Restrepo

Víctor Martínez Martí

Laura Quijano Vincenzi

Alejandro Guardiola

Daniel Pérez Navarro

Entraremos en el salón de tu casa de puntillas, deslizándonos con suavidad por el piso, presumidos, con elegancia y, cuando menos te lo esperes, en el momento que más nos apetezca, saltaremos sobre tu regazo para que nos acaricies el lomo y ronronearemos de placer mientras nos lees.

jueves, 16 de octubre de 2008

Un gato...

martes, 14 de octubre de 2008

Y esta por meterme con los anglosajones...



No sólo en las USaméricas y
en
la Pérfida Albión cuecen habas.

Reseña de Urnas de Jade en Nudo de Piedras

Dentro de una serie de de reseñas que Enric Hercé está haciendo en su blog http://www.nudodepiedras.com, le ha tocado el turno a Urnas de Jade: Leyendas.
Aquí os enlazo con ella.

Y los Cuatro Gatos siguen adelante... misterio, misterio.

domingo, 12 de octubre de 2008

Relato: Daría mi vida por ella

La noche en que sucedió, él no estaba en casa. Había quedado con unos amigos, para rememorar viejos tiempos y beber unas cervezas. Una cosa llevó a la otra y, al final, llegó a las tantas, con un par de copas de más y demasiado sueño acumulado. Entre las nieblas del alcohol, se desvistió a medias y se tumbó junto a ella. Dio unas cuantas vueltas sobre sí mismo, intentando no despertarla y, luego, perdió el conocimiento.
Por la mañana, el despertador le puso en pie antes de que el sol saliera. Con los ojos llenos de legañas, se lavó como pudo y, en silencio y sin levantar las persianas, intentó coger su ropa. No lo logró a la primera, ni a la segunda. Ni tan siquiera a la tercera. Perdida la paciencia, encendió la luz de la mesilla y, tras ponerse unos pantalones, se sentó en la cama para seguir con los calcetines. La cabeza le dolía y la resaca era monumental. Sentía la lengua convertida en corcho y, cada vez que hacía un movimiento brusco, se iba hacia todas partes. Tuvo que apoyarse en el lecho para no caer hacia atrás. El golpe hizo que las sienes estuvieran a punto de reventarle. Se agarró la cabeza con ambas manos para que ésta no se le cayera. ¿Qué había bebido? O, mejor, ¿cuánto? No lo recordaba.
Estaba en la entrada de su piso, poniéndose el abrigo, cuando se dio cuenta. Fue en su reflejo, en el espejo que ocupaba uno de la tabiques. Lo vio, allí, en su rostro, primero de reojo y después de frente. Marcándole.
De inmediato supo y eso cambió su vida.

—¿Estuviste con él ayer?
—No, ayer tampoco. Ahora que lo dices, llevo varios días sin verle. Es como si se hubiera esfumado.
—La última vez que hablamos fue en el bar. Después nada. Ni siquiera coge el teléfono.
—Yo estuve con él al día siguiente. Fue sólo un momento. Nos encontramos en la calle. Le saludé, pero no me respondió. Estaba ido.
—Es raro. Siempre ha sido un tío muy majo.
—Pues no me dijo ni palabra.
—Había bebido demasiado. Ya le advertí que conducir en ese estado no era una buena idea, pero ni caso. Bueno, al menos parece que no le pasó nada.

Las cerraduras y los cerrojos se habían convertido en su obsesión. A la que ya había en la puerta principal, le había añadido cuatro más, con gruesas cadenas que impedían que cualquier desaprensivo pudiera abrirlas desde fuera. Pero no sólo las cerraduras protegían ahora su casa. Gruesos barrotes de acero, de más de un dedo de ancho, cubrían las ventanas y una alarma impedía a nadie entrar o salir sin que él lo advirtiera. Todo por su seguridad. Sí, era cierto que estaban en una octava planta, pero, si aquella fatídica noche había sucedido, podía volver a pasar cualquier otra.
No podía permitirse otro error cuando ella había estado en peligro. El primero había sido tan grande que ahora no le hablaba, enfadada por sus actos.
Para evitar que pudiera volver a suceder algo parecido, ya apenas salía. Primero, había solicitado las vacaciones que le adeudaban en la empresa y, después, había obtenido una baja por depresión. Sólo iba a hacer la compra una vez a la semana y eso, en cuanto le instalaran la nueva conexión de red, acabaría. Entonces podría quedarse cada minuto junto a ella, sin dejarla otra vez sola. Protegida de cualquiera y a salvo para siempre. Pero sólo entonces. Las cadenas de la puerta, los cerrojos y las rejas, no servían para nada si él no estaba allí.
Si no se hubiera marchado a celebrar aquella fiesta, olvidándola durante unas horas que fueron claves, nada habría pasado.

—¿Ha olido el descansillo? Parece que haya una rata muerta en algún lado.
—A juzgar por el olor, yo diría que más bien un gato.
—O podría ser una paloma. Una vez, en el trabajo, se metió una por una ventana y se coló detrás de un mueble. Luego se murió allí. Pasó casi un mes antes de que encontráramos de donde venía la peste.
—Las ventanas están cerradas y no hay ningún hueco en el que pudiera esconderse una paloma.
—Tal vez en las conducciones de aire.
—No lo sé. ¿Le has preguntado a los vecinos?
—No. Creo que se han marchado de vacaciones. Hace bastante que no me encuentro con ellos y no han vuelto a poner la música alta. Ni a discutir.
—Sí, yo tampoco los he oído. Cuando lo hacían, sus gritos podían escucharse en todo el bloque.

El técnico que había acudido a instalarle la línea de banda ancha se quedó mirándole durante un largo instante y eso le hizo sentirse en peligro. Por suerte, después siguió con su trabajo. Por suerte para él. Su mano, mientras el hombre vestido con mono de trabajo azul se arrodillaba en el suelo y conectaba el router, se había deslizado hacia la lámpara de pie que había en la mesita de la entrada. Durante el momento en el que no sabía si se encontraban en peligro, no había dudado en golpearle con ella.
Ahora, mientras se marchaba y él le observaba ir en silencio, comprendía que habría cometido un error. Si algo le pasase, le sacarían de casa y ella quedaría a merced de los verdaderos malhechores. Eso no podía permitírselo.
Se pasó la mano por el rostro mal afeitado y luego la otra se sumergió en el interior de uno de los bolsillos de su bata. Los restos de un trozo de chocolatina se pegaron a su piel antes de que se la limpiara en la tela. Por fin había conseguido lo que pretendía. Su hogar, su castillo, nunca volvería a quedarse sin vigilancia, desprotegido para que pudieran asaltarlo. Él estaría allí. A partir de entonces estaría allí y se prepararía para defenderla.
Para defenderla, para abrazarla y para no soltarla nunca. Para hablarle entre susurros y soportar sus reprobadores silencios. Para acompañarla y protegerla de los muchos males del mundo.

—Abra la puerta, policía.
—¡Dios! ¿Qué es ese olor?
—Tírela abajo, tenemos la orden judicial.
—¡Adelante!
—Esto está lleno de basura. Voy al dormitorio. ¡Alto, no se mueva! ¡Jodido loco! ¡Apártese…!

Vienen a por ella, pero no va a renunciar. No hará lo mismo que aquella noche en la que, por un descuido, estuvieron a punto de arrebatársela. No dejará que se la lleven. Ninguno de ellos está preparado para hacerlo, para soportar la carga como él lo ha hecho durante los últimos seis meses, acunándola en sus brazos y protegiéndola con todo su aliento. A pesar de las amenazas, de las pistolas y los gritos, él se agarra a ella y la abraza, cubriéndola con su cuerpo y manteniéndola en su regazo. No la van a apartar de él. No va a dejar que le hagan cometer el mismo error.
Sin decir una palabra, la acuna entre sus brazos. No escucha, no quiere escuchar. No hay nada que puedan decirle que no sepa ya, aunque se lo haya ocultado a sí mismo y al resto del mundo. Su culpa, su fallo, su error, son sólo suyos. Su secreto. Por eso, en ocasiones, agradece que ella no le hable. Porque así no tiene que mentirle. Pero no cometerá más. No dejará que los separen. Permanecerá junto a ella para siempre…
La sangre se derrama, caliente sobre su pecho. La vida se le escapa con ella. Si se va, ¿quién cuidará de ella? ¿Quién la protegerá de los peligros? ¿Quién la salvará de la violencia, de los asesinos que acechan en la noche?
Él no.

—¡Por qué ha disparado!
—Creí que tenía un arma, señor.
—Bueno, ya lo solucionaremos. Ahora, llame al juez y a los forenses. Va a ser un día muy largo. Y, por favor, no toquen los cadáveres.
—¿Piensa que la mató él?
—Ya lo sabremos. Ahora, tenemos suficientes problemas.


Daría mi vida por ella, relato presentado al Certamen de Relato corto del Círculo de Bardos.
Penúltimo clasificado...

sábado, 11 de octubre de 2008

Próximamente...

viernes, 10 de octubre de 2008

Entrevista en Ociojoven

Hoy me entrevistan en Ociojoven. La entrevista en sí, aquí.

martes, 7 de octubre de 2008

Fino, fino

Fino, fino lo de Tele5. No sé si empiezan a olerse que la decisión judicial pueda cambiar de aires, pero, desde luego, ya han iniciado su contraofensiva fuera de los juzgados.

O, si no, ojo a esto. Humor del fino, del inteligente, vamos.

Y lo que nos queda por aguantar.

sábado, 4 de octubre de 2008

La noticia de la semana


Los anglosajones, salvadores de la humanidad, de nuevo en acción.
Y, si lo preguntáis, no, no estoy en el ordenador.
En este mismo momento estoy en la carretera,
camino de Valladolid.
Es lo bueno de programar las entradas...

viernes, 3 de octubre de 2008

IV Concurso del Círculo de Bardos de relato corto

Como siempre tarde, me dispongo a reseñar los resultados del IV Concurso del Círculo de Bardos de relato corto.

1. El viejo árbol - Vlad_Temper
2. El de las dos Tierras – LeDiable

3. Parlez-Vous Français? – Meliot

4. Nacimientos – VM
5. El regreso del justo - Ch3p3
6. Voz de Ceniza - Xa-lfdm
7. Daría mi vida por ella – dStrangis
8. De cómo un elfo fue atrapado por cuatro trolls - Curro

7º de 8. Voy mejorando...

jueves, 2 de octubre de 2008

Urnas de Jade: Mentiras

Poco a poco, Urnas de Jade: Mentiras, va perfilándose en el horizonte. Aquí os dejo lo que, más o menos, habrá en la contraportada (porque he cortado un par de palabras que, directamente, cuentan el final del primer libro y porque todavía podría cambiar algún detalle).


Qüestor Elendhal, Delinard Santhor y sus compañeros de aventuras regresan a Puerto Agreste una vez más. Pero no lo hacen sintiéndose felices por tan buena noticia. Las sospechas que arrastran con ellos les hacen temer que peligros aún mayores que aquéllos con los que se han enfrentado les aguardan.

En la ciudad agrestense, en lo alto de su torre, Taith, el Anciano, aguarda impaciente su llegada. Profecías reveladas largo tiempo antes deben cumplirse por poco que le gusten y hay secretos que no pueden permanecer durante más tiempo en las sombras.

Porque sus enemigos están disponiendo el retorno de un antiguo mal y las Urnas de Jade son el centro de todas y cada una de sus mentiras.