miércoles, 2 de junio de 2010

Fragmentos de una Batalla: Capítulo IV

IV EL VIAJERO


Sigue la ruta trazada por otros y lo hace gustoso. Tiempo hay para que siga la suya propia y esta no será un simple sendero, sino una auténtica calzada que atravesará las vidas de cuantos le rodean.

Palabras de Taith el Anciano


La Ruta Norte cortaba aquellos territorios como una brecha de piedra gris en mitad del verdor de los bosques, siguiendo un trayecto que, en buena medida, era paralelo a la línea de plata que era el río Jiraimot. Recorría colinas musgosas y valles que, a medida que se hacían más orientales, se volvían también más profundos y escabrosos hasta que, en la distancia, podían verse las imponentes estructuras de Horst y la Casa Madre de la Orden de Kroefnir. Dos fortalezas impenetrables que, a los pies de los Pilares, parecían ser nada.
A pesar de que los túmulos que rodeaban la calzada demostraban a ciencia cierta que la guerra había sido brutal en aquellos contornos, pocas eran las losas que habían sido arrancadas de ella por uno u otro bando. Ya antigua antes de que el Tocado de Zariez iniciara la confrontación, todos, incluso él, la habían utilizado en su provecho, pero ninguno se había atrevido a destruirlas. Pasaría mucho antes de que eso sucediera y antes de que la Ruta Norte se esfumara, tragada por la tierra sobre la que se había asentado durante siglos, desaparecería reinos enteros. Aquello no era una profecía. Al menos no una pronunciada por los hombres.
La Ruta Norte había sido desde siempre una de las vías de comercio más importantes entre el norte de Drashur y el otro lado de las montañas. Entonces volvía a serlo, aunque la costumbre de que las caravanas tuvieran el tamaño y armamento de auténticos ejércitos no había cambiado un ápice. Pocos eran los incautos que se exponían a los bandidos o a las recuas de desertores demianos que vagabundeaban por sus alrededores a la caza de presas fáciles.
Un jinete solitario como el que la recorría entonces era una visión que habría hecho que los aldeanos de los alrededores se frotasen los ojos y cruzasen apuestas.

4 comentarios:

José Luis dijo...

Esta muy buena la historia, David.

Juan D. Ganaza dijo...

Tal vez en esta parte del texto "Ya antigua antes de que el Tocado de Zariez iniciara la confrontación, todos, incluso él, la habían utilizado en su provecho, pero ninguno se había atrevido a destruirlas" sería mas correcto decir "destruirla", pues paree referirse a la calzada: aunque si se refiriese a las losas si podría dejarse el destruirlas.

En esta otra parte "Pasaría mucho antes de que eso sucediera y antes de que la Ruta Norte se esfumara, tragada por la tierra sobre la que se había asentado durante siglos, desaparecería reinos enteros" creo que debería decir <> en lugar de <> ya que se trata de varios reinos y no uno solo.

Juan D. Ganaza dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan D. Ganaza dijo...

En esta otra parte "Pasaría mucho antes de que eso sucediera y antes de que la Ruta Norte se esfumara, tragada por la tierra sobre la que se había asentado durante siglos, desaparecería reinos enteros" creo que debería decir "desaparecerían" en lugar de "desaparecería" ya que se trata de varios reinos y no uno solo.