Otros Relatos: Incomprendido
El gigante sólo quería que le quisieran.
Cuando caminaba por las calles, buscaba el abrazo de los desconocidos.
Pero todos le rehuían. Agitaban sus cabezas y corrían, alejándose de él, entre gritos sofocados y maldiciones. En ocasiones, les perseguía, tratando de darles alcance para demostrar que no era malo. Otras, se sentía demasiado abatido como para intentarlo y se sentaba, vencido por la desesperación.
A veces les alcanzaba.
Entonces, celebraba su pequeña victoria con más abrazos, haciéndoles girar en el aire. Ellos gritaban, aunque callaban pronto, al comprenderle y él sonreía complacido.
Con los brazos descoyuntados y los ojos fuera de las órbitas, los colgaba alrededor de su cuello, junto con el resto de sus amigos.
Siempre estarían unidos.
Y serían felices.
Cuando caminaba por las calles, buscaba el abrazo de los desconocidos.
Pero todos le rehuían. Agitaban sus cabezas y corrían, alejándose de él, entre gritos sofocados y maldiciones. En ocasiones, les perseguía, tratando de darles alcance para demostrar que no era malo. Otras, se sentía demasiado abatido como para intentarlo y se sentaba, vencido por la desesperación.
A veces les alcanzaba.
Entonces, celebraba su pequeña victoria con más abrazos, haciéndoles girar en el aire. Ellos gritaban, aunque callaban pronto, al comprenderle y él sonreía complacido.
Con los brazos descoyuntados y los ojos fuera de las órbitas, los colgaba alrededor de su cuello, junto con el resto de sus amigos.
Siempre estarían unidos.
Y serían felices.
4 comentarios:
Si ya lo dice el dicho: hay amores que matan.
¡Y tanto que matan!
Buen impacto visual en tan pocas palabras. Me gustó mucho por todo lo que insinua y dice de forma directa. Un abrazo.
Gracias a todos.
Por supuesto, éste era un relato rechazado por alguien.
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