miércoles, 28 de octubre de 2009

Por fin un post de verdad

Dado lo poco que me prodigo por estos lares, parece sorprendente que lo haga dos veces en menos de siete días, pero así es la vida. Últimamente no tengo ni tiempo ni ganas de escribir en el blog. El nuevo trabajo con horario partido, las correcciones en los últimos dos meses y un proyecto con el que llevo años y que de pronto me ha entrado ganas de rematar no me dejan. Tampoco la vaguería natural y el hecho de no tener nada demasiado importante que comentar.
Así que hoy ya toca. Por partes:

La primera, el proyecto junto a unos cuantos compañeros de sedice para hacer una antología de versiones de cuentos populares. Ese va viento en popa. Hay portada, están casi todos los relatos y todavía quedan un par de días para que los que faltan entreguen su parte. Más noticias sobre él en dos o tres semanas, cuando hayamos atado los últimos cabos.

La segunda, para que Alberto esté contento, que la tercera parte de la trilogía que tanto le gustó avanza a toda velocidad, aunque también es cierto que en la subtrama que menos le convenció. Espero que al final era necesaria para la historia.

La tercera es la que menos me gusta. Discreto retraso en la tercera parte de Urnas de Jade: Profecías aunque nada sorprendente ni excesivo, ya que la fecha de salida de Febrero (que sólo era orientativa) pasa a ser Mayo. Eso espero.

La cuarta que Susana Eevee me envió su corrección de Ficks, entre la pluma y la espada. Ahora, libre de erratas y con una buena cantidad de enmiendas completamente necesarias y muy agradecidas. Precisamente, con una escena cortada de esta novela y que al final no estará incluida en la misma, os dejo.

Sucedían más cosas en la fría noche agrestense.
A pesar de lo vacías que parecían las calles desde las estrechas ventanas, no lo estaban tanto. En Puerto Agreste, incluso a aquellas horas estaba sucediendo algo. Una ciudad comercial y portuaria de su calado atraía a muchas personas diferentes. Extranjeros de las más variadas clases, nobles del sur, ansiosos por conocer otras tierras, proscritos de todavía más variado pelaje y comerciantes en general. Pero no era necesario ser de fuera para estar entre la niebla a aquellas horas. Para las conjuras y los intercambios ilícitos, las gentes de allí mismo sabían valerse por sí mismas con bastante buena fortuna.
En aquella ocasión, como en tantas otras, una de las conspiraciones tenía lugar en las inmediaciones del Parque de los Robles. Dos hombres hablaban, resguardados de la Luz del Faro de Ifklar por las ramas de los árboles y la espesa bruma. Ellos conversaban mientras otra media docena, tres a espaldas de cada uno, se mantenía a unos pasos, con las manos sobre los pomos de sus espadas, atentos a cualquier señal de que pudieran estar observándoles. O de que los otros tomaran la iniciativa de un modo que no les agradara. Ninguno pareció hacerlo, mientras sus portavoces —o sus señores, que tras la niebla que llenaba la ciudad bien podía tratarse de eso— completaban su parlamento y, tras saludarse al modo del norte, dándose la mano derecha para agarrar la muñeca del otro, daban media vuelta y les indicaban que se retirasen. Que lo que tenían que hacer ya estaba hecho y no quedaba más que hablar.
—¿Hay acuerdo? —preguntó uno de los segundones del grupo que, tras la despedida, se dirigió hacia los muelles, siguiendo las callejas que se apartaban del parque y de la Torre del Anciano, que se alzaba a escasas manzanas. Moreno, de estatura intermedia, un cualquiera incluso entre los muchos cualquieras que podían encontrarse en las calles.
—Lo hay. Cada uno tendrá lo que desea a su justo tiempo —le respondió el otro, con su voz transformada y velada por el embozo de la capa con la que se protegía del frío. Sobre su cabeza, un sombrero de ala ancha, negro y con una larga pluma escarlata, le protegía el cabello de un modo parecido.
—¿Y qué es lo que quieren?
—En el fondo, oro, igual que todos. Aunque, por el momento, lo que desean es sangre…

1 comentario:

Alex dijo...

Ya te vale, so vago. Jaja, será porque tienes un trabajo estresante...