En Tierra de Nadie
Hace un par de años, o más bien tres, me propuse escribir una novela infantil/juvenil para enviarla al Premio Barco de Vapor. Como lo pensé, lo hice, una novela cortita, en tiempo récord y mientras estaba de viaje por Francia, ahí es nada, a lo machote.
Como es evidente, porque no he salido en la prensa, aquello acabó con más pena que gloria y el proyecto quedó archivado en una de las muchas carpetas que tengo para "proyectos rechazados en concursos, tienes que revisarlos y darles salida, venga, vamos".
Después de darle muchas vueltas, durante las navidades pasadas, me puse con una nueva revisión, que acabó siendo también una ampliación, aunque tampoco demasiado grande (sigue siendo una novela cortita, vamos) y me pareció una gran idea que fuera ilustrada (de perdidos al río).
Entonces, fue cuando surgió Pablo Uria, desde las profundidades del ignoto jetalibro, que se presentó voluntario para leer e ilustrar.
Y leyó e ilustró.
El futuro de En Tierra de Nadie todavía no está claro. Ronda por las editorial o certamen, chicha o limoná... lo que es seguro es que será en blanco y negro.
Para muestra, un botón.
Del capítulo 7, para ser exactos.
Como es evidente, porque no he salido en la prensa, aquello acabó con más pena que gloria y el proyecto quedó archivado en una de las muchas carpetas que tengo para "proyectos rechazados en concursos, tienes que revisarlos y darles salida, venga, vamos".
Después de darle muchas vueltas, durante las navidades pasadas, me puse con una nueva revisión, que acabó siendo también una ampliación, aunque tampoco demasiado grande (sigue siendo una novela cortita, vamos) y me pareció una gran idea que fuera ilustrada (de perdidos al río).
Entonces, fue cuando surgió Pablo Uria, desde las profundidades del ignoto jetalibro, que se presentó voluntario para leer e ilustrar.
Y leyó e ilustró.
El futuro de En Tierra de Nadie todavía no está claro. Ronda por las editorial o certamen, chicha o limoná... lo que es seguro es que será en blanco y negro.
Para muestra, un botón.
Del capítulo 7, para ser exactos.
—¡Eh, tú, enano! —dijo alguien tras él en aquel instante—. Espera un momento para que pueda hablar contigo.
Cuando quiso darse cuenta, Daniel tenía un brazo sujetándole por el cuello. Al otro extremo, uno de los chicos del último curso le miraba con los ojos entornados. Pudo reconocerle de inmediato, aunque nunca habían intercambiado ni una sola palabra: era Jake Turner.
Cuando quiso darse cuenta, Daniel tenía un brazo sujetándole por el cuello. Al otro extremo, uno de los chicos del último curso le miraba con los ojos entornados. Pudo reconocerle de inmediato, aunque nunca habían intercambiado ni una sola palabra: era Jake Turner.
Edito: os enlazo la entrada de Pablo en su blog.
ADVERTENCIA: recorrer los enlaces de ambos puede dar lugar a un círculo vicioso que destruiría Internet.
ADVERTENCIA: recorrer los enlaces de ambos puede dar lugar a un círculo vicioso que destruiría Internet.
5 comentarios:
Pues como el resto sean tan buenas, lo colocais seguro.
Enhorabuena.
Las hay mejores.
Verás... muy pronto lo verás...
Enhorabuena a David... que es el que ha creado la novela.
Pablo
www.pablouria.com
Yo sólo soy un juntaletras.
Trabajar con elementos infinitos es bastante más complicado.
Muy interesante el trabajo ilustrativo.
Creo que ver tus personajes ilustrados es algo espectacular.
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